Las hembras reproductoras de foca monje del Mediterráneo paren siempre en las mismas fechas en Cabo Blanco (Mauritania). Por eso cada año, ‘Berta Cáceres’ (la hembra 2450 de la colonia, de 9 años) tiene a una de las primeras crías de la temporada en la Reserva Costa de las Focas. 

En el año 2019, su cría nació el 6 de marzo; fue la primera del año. En 2020, Berta parió el día 10 de marzo; fue la tercera cría en nacer en la colonia. El 8 de marzo de este año, Berta trajo al mundo a su nuevo bebé, otra vez el primero del año en la colonia. 

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La temporada de cría (generalmente de marzo a noviembre) es el periodo más importante del año en la reserva. Desde la estación biológica de la Fundación CBD-Hábitat, a quien apoyamos a través del Programa de Conservación de la Foca Monje, se sigue muy de cerca todo lo que ocurre en la colonia con las madres y sus pequeños. 

Tienen cámaras que graban el interior de las cuevas, y sus técnicos Moulaye y Abba permanecen pendientes de los monitores, buscando a las crías y a las madres, haciendo fotografías, grabando los nacimientos, las sesiones de lactancia, las interacciones entre madres, crías y otras focas… Un seguimiento intensivo de ese pequeño gran universo que forma la colonia con sus relaciones, sus jerarquías y sus avatares. A veces, por ejemplo, alguna foca que ha perdido a su cría, intenta ‘robar’ una ajena y cuidarla como si fuera suya, o es la cría la que quiere mamar de una hembra que no es su madre… o varias crías se ponen a lactar de la misma hembra a la vez. 

Con toda la información que se recoge, se elabora un catálogo completo de las crías y sus madres, con descripciones y fotografías que permite identificar inequívocamente a cada individuo de la colonia y saber qué hembras se reproducen cada año, así como su sexo e identidad. 

Y es que las primeras semanas de la vida de las crías son especialmente delicadas. Hasta los dos meses de edad, las focas monje son animales muy frágiles, expuestos e indefensos ante determinados peligros como las tormentas: aunque parezca increíble, las cuevas en las que la especie ha logrado sobrevivir a la persecución humana, donde nacen protegidas de nosotros, son una trampa moral cuando hay temporales. De hecho, la mortandad de las crías puede llegar a alcanzar el 40% en la colonia algunos años. Una vez mudado su delicado y brillante pelaje negro, las probabilidades de sobrevivir de las crías aumentan notablemente. 

Cada año, la Fundación CBD-Hábitat elabora un calendario de los partos y las hembras que deberían parir cada mes, porque recordemos… las focas hembra paren siempre en las mismas fechas.

Después de más de 20 años de trabajos de conservación en la colonia, entre todos hemos conseguido que el número de nacimientos anuales haya pasado de 24 a cerca de 80. Un logro que ha costado mucho tiempo, trabajo y esfuerzo, con nuestra ayuda y la de otras entidades y personas decididas a lograr que la especie sobreviva, por el bien del planeta y de todos los seres que lo habitamos.