Cada minuto se fabrican en el mundo un millón de botellas de plástico. En 2021, se calcula que esa cifra aumentará en un 20%. Al mismo tiempo, el 78% de los desechos plásticos que producimos van a parar a los rellenos sanitarios y al medio ambiente, para terminar en los hábitats de millones de animales, en sus hogares: los océanos.
Ya no es ningún secreto que la contaminación por plásticos es uno de los mayores y más graves problemas a los que se enfrenta el planeta. El plástico es un material útil, versátil y gran valor, pero la enorme cantidad de elementos plásticos de un solo uso que la humanidad produce y usa actualmente, suponen un enorme problema ambiental al que debemos hacer frente de forma urgente.
Uno de los retos que nos presenta el uso masivo de plásticos es que su producción requiere del uso de recursos no renovables, que han contribuido sin duda a crear la emergencia climática a la que hoy nos enfrentamos. Las botellas de plástico, que están hechas de derivados del petróleo (polietileno tereftalato o PET), requieren además del uso de combustibles fósiles durante toda su vida útil para su fabricación, transporte, almacenamiento y disposición final.
La mayor parte de los plásticos no son biodegradables, sino solo degradables: esto significa que no pueden ser digerido por organismos vivos como bacterias y hongos para su descomposición. La degradación -un proceso que puede llegar a durar 1000 años-solo consigue su descomposición en partículas más pequeñas (microplásticos), que permanecerán en el medioambiente para siempre.

Muchas botellas, vasos, pajitas y otros elementos de plástico de un solo uso no son reciclados adecuadamente y acaban por llegar al mar. Incluso los plásticos abandonados en tierra terminan siendo arrastrados por viento y la lluvia hasta alguna masa de agua, desde donde se mueve a ríos o mares, acabando en el océano. Los animales acuáticos lo confunden muchas veces con comida: cada año, cien mil mamíferos marinos y un millón de aves marinas mueren por la ingesta de plástico; otros mueren por enredos, asfixia, estrangulación o desnutrición por estos desechos 2.
Fitplanet fabrica ropa deportiva que recicla plásticos, ahorra energía y agua y evita que se usen nuevos materiales contaminantes que acabarían en los océanos.
Ya es tristemente famoso el vídeo del buceador Rich Horner, buceando rodeado de plásticos en la isla de Nusa Penida cerca de Bali.
Plástico reciclado que se convierte en ropa deportiva
Fitplanet, una iniciativa de dos jóvenes emprendedores españoles, recoge botellas de plástico de playas, mares, montañas, bosques y otros espacios naturales para reciclarlas y fabricar con ellas ropa deportiva femenina. Después, ratifica su compromiso con el medio ambiente donando parte de sus beneficios a organizaciones que protegen la vida marina, como nuestro programa de conservación Foca Monje del Mediterráneo. En su web puede adquirirse la línea de ropa dedicada a la conservación de la foca monje.

Además de recoger esta basura que contamina los espacios naturales, usar botellas recicladas evita que se use fibra nueva para fabricar la ropa. Esto ahorra un 85% de recursos energéticos, un 75% de gases de efecto invernadero, un 25% de agua y también evita que nuevo material derivado del petróleo circule por los océanos.
Desde finales de octubre de 2020 -fecha de puesta en marcha del proyecto- Fitplanet ha recogido más de 3200 botellas de plástico para su reutilización.
2. Cuatro animales que sufren por la contaminación plástica. Vía: